Este perrito sufre uno de los casos más graves de obesidad entre las mascotas. Cuando sus nuevos dueños lo encontraron, no podía realizar ni siquiera las tareas más simples, como caminar. Sus articulaciones no podían soportar el peso de su inmenso peso, haciendo que cualquier movimiento fuera insoportable.
Inicialmente, sus rescatistas no estaban seguros de qué tipo de animal era. Las ahora famosas mamás de Arbuckle, Jennifer Cheyne y Jane Lynch, lo vieron por primera vez a través de una publicación de Instagram. Jennifer se quedó sin palabras al ver la publicación, sorprendida por el sobrepeso que tenía el perro. Inmediatamente se volvió hacia Jane y exclamó: “¡Jane, tenemos que adoptar este perro!”.
Mientras tanto, Jane supo desde ese momento que él sería bienvenido en su casa. Le gustan los perros regordetes y, aunque él era un perro extraordinariamente grande, era innegablemente lindo y dulce. A pesar de su encantadora apariencia, ambos reconocieron la urgente necesidad de ayudarlo a superar los peligros que planteaba su exceso de peso.
Para transportarlo a su nuevo hogar, tuvieron que utilizar un método especial.
Arbuckle fue descubierto en un lote abandonado y pesaba la asombrosa cifra de 52 kilogramos. Su tamaño era tan extremo que inicialmente la gente no podía identificar su especie. Fueron los miembros de la organización “A Purposeful Rescue” quienes lo encontraron. Entre todos los casos de rescate que habían encontrado, nunca se habían topado con una historia como la suya.
La grave obesidad que afecta al cachorro fue causada por su condición de hipertiroidismo. Su condición era tan grave que al principio apenas podía caminar y, desafortunadamente, nunca había tenido una familia que se ocupara de sus necesidades.
Sin embargo, gracias a la dedicación de sus nuevas mamás, comenzó a hacer mejoras graduales.
Jennifer recuerda que vivía en completo aislamiento, probablemente confinado en habitaciones pequeñas debido a su comportamiento instintivo al llegar a su nuevo hogar. Aunque podría haber vivido en una granja, permaneció en habitaciones pequeñas. Sin importar su pasado ni las condiciones físicas en las que se encontró al cachorro, sus dueños estaban decididos a brindarle un hogar amoroso. Llevaban mucho tiempo comprometidos con ayudar a los animales necesitados, impulsados por su pasión por los animales.
El pobre perro tuvo dificultades para adaptarse a su nuevo hogar durante los primeros días.
Sin duda, Arbuckle era un proyecto sustancial que emprender y, si bien sabían que llegarían a amar al miembro más nuevo de su familia, nunca podrían haber anticipado cuán noble e incondicionalmente amoroso sería.
Cuentan que al principio era doloroso verlo realizar incluso las actividades más simples porque sus articulaciones tenían que soportar un peso increíble cuando intentaba moverse, incluso en distancias cortas. Era como si reflexionara: “¿Vale la pena levantarse?” No se sentía parte integral de la familia; a menudo lo dejaban fuera.
Otro aspecto desafiante fue verlo luchar por encajar con los otros cachorros, mientras corrían por la casa mientras él permanecía afuera. Era como si no se sintiera incluido en su nuevo hogar.
Todo cambió una vez que empezó a perder peso, aventurándose poco a poco más allá de su zona de confort. De repente, comenzó a perseguir a los otros perros por la casa, uniéndose al grupo y mostrando su amor por sus dos mamás. A medida que su dieta hizo efecto y caminar se volvió menos doloroso, su vida comenzó a transformarse.
Según Jennifer, el aspecto más gratificante de toda la experiencia fue verlo descubrir cosas por primera vez en su vida.
“Cuando lo llevamos al parque por primera vez, quedó asombrado, como si lo estuviera asimilando todo. Estamos seguros de que nunca había experimentado algo así en su vida”, dijo Jennifer.
Todo el proceso se sintió casi mágico, ya que cada día era más feliz al experimentar el viento a través de las ventanillas del automóvil y la belleza de la naturaleza. Incluso parecía como si estuviera sonriendo, como diciendo gracias, según Jane.
Jane y Jennifer creen que él les sonríe.
Actualmente, Arbuckle pesa 42 kilogramos, una mejora significativa con respecto a los 52 kilogramos que pesaba cuando fue adoptado. Ya no parece una criatura extraña, y lo más emocionante es que todo ese exceso de peso era como una prisión de la que ahora ha sido liberado, dice Jennifer.
Ahora, todos juegan juntos por toda la casa y es reconfortante verlo darse cuenta de que puede hacer cosas que antes no podía hacer, como correr y subir escaleras. Por fin puede seguir sus instintos, dice Jane.
Aunque aún le queda un largo camino por recorrer, el objetivo más importante ya está conseguido: hacer feliz a Arbuckle.
Gracias al esfuerzo de sus madres, Arbuckle mejora cada día y, aunque todavía queda mucho trabajo por delante para completar su recuperación, el progreso es innegable. Lo más importante es que ahora tiene la vida que siempre mereció.
Te invitamos a compartir esta historia con otras personas para inspirarlas sobre la increíble bondad de estas dos mujeres. Sé como ellos y ofrece tu ayuda a estas dos mujeres, ya que los animales son los que más lo necesitan.