Cada vez que escucho una historia sobre perros o cualquier otro animal maltratado, mi corazón se llena de tristeza. ¿Cómo puede alguien abusar de dulces criaturas peludas que sólo quieren acurrucarse en nuestro regazo y absorber todo nuestro amor?
Cooper, un adorable cachorro, quería ser amado más que nada en el mundo, pero lamentablemente fue abandonado y abusado por personas crueles.
Sintiéndose herido y solo, deambulaba por las calles en busca de ayuda. Como nadie quería mostrarle compasión o bondad, perdió toda esperanza de ser rescatado.
El perro triste se acurrucó entre neumáticos de coche cerca de una gasolinera. Se escondía de la gente, creyendo que nunca experimentaría el amor.
No se imaginaba que buenos humanos estaban a punto de tenderle una mano y colmarle del amor que tanto necesitaba.
El dueño de la gasolinera se dio cuenta del triste perro callejero que yacía indefenso entre los neumáticos de un coche cercano. Como no se movía, el hombre pensó que el cachorro estaba paralizado. El dueño se puso inmediatamente en contacto con el rescate local y les pidió que ayudaran al perro.
Tan pronto como los rescatistas recibieron la llamada, corrieron a dicho lugar para salvar al doggo.
Cuando llegaron, uno de los rescatistas se acercó a los neumáticos del coche. Acarició al perro abandonado y le dio un poco de cariño.
Sus ojos tristes hicieron que el salvador se sintiera profundamente entristecido. Se dio cuenta de que había perdido la esperanza de ser rescatado.
Al cachorro le faltaba parte del pelaje y su piel estaba cubierta de sarna.
Su salvadora lo tomó en brazos. Ella quedó desconsolada cuando notó que le faltaban las orejas. Lamentablemente, el adorable cachorro fue víctima de crueldad animal.
Aunque pasó por muchas cosas, el cachorro, más tarde llamado Cooper, no era más que amor. Besó a su salvadora, deseando agradecerle por su amor y amabilidad.
El salvador le prometió a Cooper que nunca lo defraudaría. Mientras lo llevaba al auto, Cooper se sintió seguro en sus brazos.
Ella le dio comida y el cachorro no podía dejar de comer. Movió la cola, mostrando su gratitud .
El rescatista lo llevó al veterinario para que recibiera la atención médica que necesitaba. Se le dio el tratamiento necesario.
Tras pasar unos días en el hospital, le dieron el alta y la organización de rescate se hizo cargo de él.
Al principio, Cooper estaba asustado y era frágil.
Sus amigos sabían que necesitaba algo de tiempo para adaptarse. Lo cuidaron, lo mimaron y le dieron mucho amor.
Poco a poco, Cooper empezó a darse cuenta de que estaba a salvo. Desarrolló un fuerte vínculo con sus rescatadores. Le mostraron lo que era el verdadero amor.
Poco a poco, su piel empezó a sanar.
Y, al cabo de unos meses, se recuperó por completo. Su pelaje volvió a crecer y sus ojos brillaban de felicidad. Parecía un cachorro diferente.
Sus amigos continuaron colmándolo de amor hasta que una maravillosa familia se enamoró profundamente de él. Le dieron un hogar para siempre.
Cooper fue el chico más feliz cuando se dio cuenta de que su mayor deseo se había hecho realidad. Finalmente tuvo padres que lo adoraban.
Dejó atrás su triste pasado y se centró en su futuro con su familia a quien amaba inmensamente.